Radio Armonia http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/tags/tag/245 Sun, 28 Apr 2024 16:39:17 -0400 es-es internet@armonia.cl (Web Radio Armonia) Del "lado oscuro de la Luna" a la luz de Dios http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=388:del-lado-oscuro-de-la-luna-a-la-luz-de-dios http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=388:del-lado-oscuro-de-la-luna-a-la-luz-de-dios En la tercera jornada del Festival Starmus, el astronauta del Apolo 16, dio testimonio de su fe: “Caminé en la luna tres días, pero caminar con Jesús es para siempre”. El estadounidense Charles Moss "Charlie" Duke participó como piloto del módulo lunar Orión en la misión Apolo 16 en abril de 1972.

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Tue, 30 Sep 2014 11:28:51 -0300
Evitando la crisis de la edad madura http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=350:evitando-la-crisis-de-la-edad-madura http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=350:evitando-la-crisis-de-la-edad-madura La Escritura siempre aparece veraz a las situaciones de la vida. No intenta paliar los hechos desagradables. Por el contrario, nos ayuda a entender y a tratar los problemas porque comenta francamente las vicisitudes de quienes nos precedieron.

El Rey David, por ejemplo, comenzó muy bien en su vida para Dios. Cuando joven, sirvió al Señor con celo. Permaneció fiel a los mandamientos de Dios aun cuando mes tras mes tuvo que huir para salvar su vida.

Pero cuando David se acercó a la edad madura, se topó con tres peligros que lo tomaron desprevenido (2 Samuel 11). Cada uno de nosotros también habrá de enfrentarse con los mismos peligros en algún momento de la vida. Si no respondemos apropiadamente a estos peligros, hemos de experimentar lo que los psicólogos denominan "una crisis de la mediana edad" o "de la edad madura".

¿Cuáles son estos peligros? El primero es el peligro del cansancio y el hastío. David experimentó este cansancio después de años de luchar contra los enemigos de Israel. En vez de atacar a los amonitas con su ejército, una primavera David decidió quedarse en su casa para descansar en Jerusalén (2 Samuel 11:1 BD).

El cansancio nos golpea después de haber trabajado en el mundo por 15 ó 20 años. Tal vez usted haya estado casado por ese tiempo y la vida se haya convertido en una rutina. En ese punto el hastío nos convence con facilidad de que es hora de cambiar y de tomar las cosas con calma.

En segundo lugar, con el cansancio también viene el peligro del descuido. Nadie se despierta un lunes a la mañana, diciendo: "Bueno, creo que hoy voy a arruinar mi matrimonio". Sin embargo, a menudo oímos acerca de parejas cristianas que deciden separarse después de 20 años de matrimonio. ¿Por qué? Porque fueron descuidados. 

En tercer lugar , con el descuido viene el peligro de la confusión. David no siguió la brújula espiritual de la Palabra de Dios y el Espíritu Santo, y eso lo llevó a la confusión. Decidió hacer averiguaciones sobre la mujer, y antes que terminara el día cometió adulterio (2 Samuel 11:3-4).

Cuando uno es joven cree saber lo que desea para cuando llegue a los 40. Pero uno llega a los 40 y se siente atrapado por las responsabilidades, el trabajo y el matrimonio. ¿Qué hacer cuando Satanás ofrece un atractivo pero inalcanzable “cambio de ritmo”? ¿Cómo responder a los peligros de la edad madura? Tome unos momentos para leer 2 Timoteo. Es una epístola muy breve. En esta carta el apóstol Pablo explica cómo evitar la crisis de la mediana edad. “Timoteo”, dice Pablo, “no abandones la lucha. Persiste. Huye de las pasiones juveniles. Continúa firme. Prosigue en la doctrina que has aprendido. Cumple tu ministerio.”

Al leer 2 Timoteo, escriba las maneras que menciona Pablo para resistir las tentaciones satánicas de aflojar y descuidarse espiritualmente. También observe las imágenes que utiliza Pablo para describir esta constancia del cristiano -un soldado sin dobleces, un atleta disciplinado, un agricultor tenaz, un obrero fiel, un luchador persistente, un corredor que no se da por vencido.

Cuando usted deba enfrentar los peligros del cansancio, el descuido y la confusión -no importa su edad- no ore pidiendo una vida más fácil. Ore para ser un hombre o una mujer fuerte en Dios. Sin embargo, no espere a que llegue la hora de crisis para empezar a orar por esta cuestión. Comience ya mismo.


Cruzada con Luis Palau



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Thu, 24 Jul 2014 16:26:45 -0400
La oración que nos cambia http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=247:la-oracion-que-nos-cambia http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=247:la-oracion-que-nos-cambia Durante años, estuve convencido de que yo siempre tendría una vida de oración pésima. Después de ser cristiano por más de dos décadas, oraba con poca frecuencia y por cosas al azar, si es que lo hacía. Pero sabía que Jesús nos había dado el ejemplo de cómo debía ser la vida de oración, y que la mía necesitaba cambiar. Decidí, entonces, que las semanas previas al Domingo de Resurrección le haría frente a la situación. Me dispuse a utilizar esos días para disciplinarme y aprender de las oraciones de otros, y comenzar el día hablando con el Señor. ¿Cuál fue la decisión más difícil? Escoger las oraciones que utilizaría.

Usar una oración escrita puede parecer un ritual vacío, pero la práctica tiene una rica historia en la iglesia. Los salmos son, esencialmente, oraciones a las que se les puso música, y el Padrenuestro sigue siendo utilizado en las iglesias, tanto por su contenido como por ser un modelo para comunicarse con Dios. Debido a que yo quería ampliar y profundizar mi vida de oración, modifiqué una oración escrita por Pacomio, un cristiano del siglo IV, por su énfasis en la Trinidad, y utilicé las oraciones del texto The Valley of Wisdom (El valle de la sabiduría).

Después de hacer un plan, puse la alarma del reloj y me fui a dormir sintiéndome esperanzado. El primer día, a las 5:30 de la mañana, salí de la cama y murmuré soñoliento la oración que había elegido para comenzar la rutina de la mañana. Más tarde, al terminar ese primer día, sentí que volvía un poco de mi viejo desánimo, porque mi “vida de oración” parecía estar muy separada de todo lo demás que yo hacía.

Ese patrón continuó durante la semana, pero en el séptimo día comencé a ver algunos cambios. Comencé a esperar ansiosamente que sonara la alarma. También me veía a mí mismo, a la oración, y al propio Jesús de una manera más clara. Al acudir al Nuevo Testamento, me di cuenta de que lo que estaba experimentando era lo que nos sucede cuando tenemos un encuentro con Jesús y nos ponemos en sus manos con un corazón humilde: el Señor transforma nuestra vida, suple nuestras necesidades, y nos comisiona para proclamar su nombre y su reino eterno.

Pensemos en Pedro, conocido tradicionalmente como un pescador rudo e impetuoso. Cuando se encontró con Jesús, algo cambió tan repentinamente en él que dejó sus redes —probablemente un negocio familiar por varias generaciones —para seguir al Maestro. Uno de sus primeros encuentros con Jesús tuvo lugar después de una noche de pesca infructuosa. A instancias de este carpintero de Nazaret, Pedro se aleja de la costa para lanzar por última vez las redes. Cuando la embarcación casi se hunde bajo el peso de los peces, Pedro se ve a sí mismo —y a Jesús— más claramente que nunca. “Apártate de mí, Señor”, le dice, “porque soy hombre pecador” (Lc 5.8). Pero Jesús llama a Pedro a seguirle, y le promete que él más bien “pescará” hombres.

Encontrarnos con Jesús en oración debe inspirarnos a vernos a nosotros mismos como se veía Pedro. La oración genuina requiere primero el reconocimiento de que la situación es sombría, y de que somos peores de lo que pensábamos. No venimos al Señor en nuestra mejor condición, necesitando ser transformados para llegar a la meta. Es decir, tenemos la desesperante necesidad de ser rehechos y moldeados de nuevo por Aquel que nos hizo, para empezar. En mi experimento, descubrí que yo estaba comenzando a verme a mí mismo con la claridad de Pedro, gracias al Salmo 51. Este salmo, que está incluido en la oración de Pacomio, comienza con David clamando por misericordia por su pecado con Betsabé. La porción más conocida es la petición que hace David de ser renovado, y encontré que su ruego —“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio” (v. 10)— resonaba en todas mis reuniones y tareas diarias.

Así como lo hizo con Pedro, el Señor nos busca algunas veces de manera específica. En otras, encontrarse con Él requiere perseverancia de nuestra parte. Por ejemplo, cuando cuatro hombres trajeron a su amigo paralítico a Jesús, descubrieron que Él estaba más allá de su alcance. Pudieron haberse regresado a sus casas, o pudieron haber esperado un día más. Pero, en vez de eso, llevaron a su amigo al techo, hicieron un agujero, y lo bajaron al interior de la casa. La reacción de Jesús no fue de enojo, sino de compasión: “Hombre, tus pecados te son perdonados” (Lc 5.20). Después de esto, Él también demostró su autoridad curando la parálisis del hombre. La tenacidad de esos hombres para llegar a Jesús tuvo un impacto permanente en todos los que estaban allí. Eso pudiera también ilustrar algo importante en cuanto a la oración: No necesitamos llevar solos nuestras cargas. Para un solo hombre, llevar a su amigo a Jesús habría sido muy difícil, pero cuatro hombres compartieron la carga y se animaron unos a otros en el camino. “Sobrellevad los unos las cargas de los otros”, escribe Pablo (Gá 6.2). Podemos hacer esto fácilmente cuando hablamos al Señor en favor de otros.

Como todas las disciplinas espirituales, la oración es una práctica, pero no en el sentido de algo que se haga esporádicamente. La raíz griega depráctica significa simplemente “hacer”. Y, como cualquier ejercicio, al orar una y otra vez aprendemos la naturaleza esencial de la oración. No se trata simplemente de una práctica diaria; Jesús es el único que fue capaz de tener una vida intachable. Nosotros, también, estamos llamados a tener esa vida, y lo hacemos en parte cuando oramos.

Hace poco llevé mi hijo al médico. En la sala de chequeos, la enfermera hizo una señal para que se dirigiera hacia una mesa, que tenía un estribo. La mesa no está hecha para la comodidad o conveniencia del paciente, sino para dar al médico la mejor posición para examinar y tratar el paciente.

La oración se parece un poco a ese estribo que mi hijo utilizó para subir a la mesa. Lo usamos para subir a la mesa, para que el Gran Médico pueda realizar el chequeo espiritual en nosotros, que solamente Él es capaz de hacer. El pasaje de la Biblia que promete que podemos mover montañas, a veces nos guía a ver a la oración como una clase de teléfono para emergencias que nos garantiza resultados por la acción. Sin embargo, el único resultado garantizado por la oración, es una persona transformada. La oración produce milagros en las personas, y el resultado ayuda a la persona a entender que debe buscar la gloria de Dios en vez de la suya propia.

Hablar con Dios es un medio, no un fin. Pero ¿un medio para qué? Pensemos en cómo el encuentro con Jesús en Marcos 10.47 demuestra la manera como la oración puede llevarnos a Dios, poniéndonos bajo su misericordia. Bartimeo clamó: “¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!” El clamor del ciego —su oración— lo trajo a Jesús, de quien recibió la vista. A medida que avanzaban las semanas, llegué a reconocer que la oración estaba haciendo lo mismo en mí. Ella no solo estaba abriendo mis ojos, sino también sanándolos. Comencé a ver mi falta de oración como lo que era realmente: orgullo. Era arrogante en mi autosuficiencia. Había estado enfocado en lo que consideraba más importante. Pero esa oración diaria me obligaba a confrontar las mismas cosas cada día: la soberanía de Dios y mi impotencia; mi pecaminosidad y la misericordia de Dios; mi dureza de corazón y el gran amor de Dios.

Juan Wesley escribió: “Dios no hace nada sino en respuesta a la oración, y lo hace todo con ella”. Después de varias semanas, experimenté esa verdad. Había comenzado mi peregrinación con la esperanza de que Dios cambiara mi vida de oración y que le diera una mejor estructura y más frecuencia. Sí, ambas cosas sucedieron, pero no de la manera que yo esperaba. Mis oraciones me llevaron a Jesús, quien, como un gentil artesano, cambió mis oraciones al cambiarme primero a mí.


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Tue, 01 Aug 2017 18:48:00 -0400
Radio Armonía cambiará su frecuencia en el dial http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=267:radio-armonia-cambiara-su-frecuencia-en-el-dial http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=267:radio-armonia-cambiara-su-frecuencia-en-el-dial Con el objeto de ordenar el dial en las transmisiones radiales mediante la banda de Frecuencia Modulada, la Subsecretaría de Telecomunicaciones dispuso que una gran cantidad de emisoras en el país, deberán cambiar su número de frecuencia en el dial dentro de los próximos 90 días.

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Fri, 04 Apr 2014 17:35:07 -0300
Ya se vienen los cambios de Frecuencias http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=291:se-vienen-los-cambios-de-frecuencia http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=291:se-vienen-los-cambios-de-frecuencia El objetivo de la Subsecretaría de Telecomunicaciones es ordenar el dial en las transmisiones radiales en la banda de Frecuencia Modulada en todo el país, por tal razón cuatro de las frecuencias de Armonía serán modificadas durante el mes de mayo. Vea aquí el detalle de los cambios.

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Thu, 08 May 2014 12:06:26 -0400