Radio Armonia http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/tags/tag/479 Sun, 28 Apr 2024 22:59:32 -0400 es-es internet@armonia.cl (Web Radio Armonia) Evangélicos liberan 560 esclavos de fábrica de ladrillos indio http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=574:evangelicos-liberan-560-esclavos-de-fabrica-de-ladrillos-indio http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=574:evangelicos-liberan-560-esclavos-de-fabrica-de-ladrillos-indio En las instalaciones de un gran horno de ladrillos en Chennai (India) vivían, en malas condiciones, más de 560 personas, entre ellos unos 200 niños. La ONG evangélica IJM, junto con las autoridades, participó en la operación de rescate de esta situación de esclavitud que estaba afectado severamente a estas personas.

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Tue, 21 Jun 2016 12:09:19 -0400
La marca distintiva del Cristianismo http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=355:la-marca-distintiva-del-cristianismo http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=355:la-marca-distintiva-del-cristianismo Libertad o esclavitud ¿Cuál es la marca distintiva del cristianismo? En una generación obsesionada con la libertad, la realización y la autonomía, el voto ha sido dado por adelantado y, la mayoría de las veces por la libertad. Pero la Biblia es perfectamente clara – la esclavitud es el centro de lo que significa ser un verdadero cristiano. Es tiempo de reafirmar esta noción que no se acepta: los verdaderos cristianos son esclavos de Cristo.

Jesús es Señor (1 Cor. 12:3) es el artículo distintivo de la cristiandad y marca la confesión esencial de la fe (Romanos 10:9). Jesús lo proclamó a Sus discípulos, Sus enemigos y Sus indagadores casuales por igual, y Él rehusó suavizar sus consecuencias.  

La expresión “Señor” (kurios) habla de posesión, mientras “Maestro/Señor” (despotes) denota un derecho incuestionable a mandar (Juan 13:13; Judas 4). Ambas palabras describen un dueño con dominio absoluto sobre alguien más. Eso explica la incredulidad de Jesús en la práctica de aquellos quienes le rendían homenaje a Él con sus labios, pero no con sus vidas: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46).

Doulos frecuentemente describe lo que significa ser un verdadero cristiano: “Asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo [doulos] es de Cristo. Por precio fuisteis comprados” (1 Corintios 7:22-23). Describe la más baja y lamentable unión de esclavitud; servirle no es una opción.

Una Traducción Engañosa
Desafortunadamente, los lectores de la Biblia en inglés por un tiempo largo han sido protegidos de la fuerza total de doulos, debido a la tendencia antigua de traducirlo como “siervo” o “consiervo”. Esta tendencia es lamentable, porque el servicio y la esclavitud no son la misma cosa. “Nadie puede ser esclavo de dos amos” (Mateo 6:24)es más lógico que “Nadie puede servir a dos señores”. Un empleado con dos trabajos sí puede servir a dos señores; pero un esclavo no. La Escritura repetidamente llama a los cristianos “esclavos” (1 Corintios 6:19-20), comprados para Dios (Apocalipsis 5:9). Esta es la misma esencia de lo que significa ser cristiano (Romanos 14:7-9).

Un Concepto Repugnante
La palabra esclavo no solamente tiene connotaciones negativas, pero nuestra generación también está obsesionada con los conceptos de libertad, realización y autonomía. La fe salvadora y el discipulado cristiano han sido reducidos al dicho común de “una relación personal con Cristo”. Es difícil imaginar un cambio más catastrófico de lo que significa ser cristiano. Muchas personas (incluyendo a Judas y Satanás) tuvieron alguna clase de “relación personal” con Jesús durante Su ministerio en este mundo sin someterse a Él como Señor. Pero únicamente Sus verdaderos amigos fueron aquellos quienes hicieron lo que Él dijo (Juan 15:14).

Una Verdad Difícil
La esclavitud a Cristo no es una característica menor o secundaria del discipulado verdadero. Es exactamente como Jesús mismo definió la “relación personal” que Él debe tener con cada creyente genuino (Juan 12:26; 15:20). De hecho, los aspectos fundamentales de la esclavitud son los mismos de la redención. Somos escogidos (Efesios 1:4-5; 1 Pedro 1:2, 2:9); comprados (1 Corintios 6:20; 7:23); hechos de su propiedad (Romanos 14:7-9; 1 Corintios 6:19); sujetos a Su voluntad y control (Hechos 5:29; Filipenses 2:5-8); llamados a rendir cuentas (Romanos 14:12); evaluados (2 Corintios 5:10); y ya sea castigados o recompensados por Él (1 Corintios 3;14; Hebreos 12:5-11). Todos esos son componentes esenciales de la esclavitud.

Una Presentación Divina
Jesús presentó la metáfora del esclavo en el Nuevo Testamento. Él hacía frecuentemente una conexión directa entre la esclavitud y el discipulado (Mateo 10:24-25). Sus palabras reflejan lo que cada discípulo verdadero debe anhelar y escuchar al final de su vida: “‘Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mateo 25:21).

Jesús siempre describió al discipulado verdadero en esos términos, sin esfuerzo de ajustar el mensaje para hacerlo más atractivo a los pecadores de mente mundana. Él nunca silenció lo que costaría seguirlo. Aspirantes a discípulos, quienes trataron de establecer términos diferentes, fueron siempre rechazados (Lucas 9:59-62).

Esclavos que Son Amigos
Posiblemente el pasaje clave del mandato de Jesús para la obediencia implícita, es uno al que se alude en Juan 15:14-15: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”.

Aquí, el principio fundamental es la obediencia. Jesús no estaba sugiriendo que Su favor podría ser ganado por medio del servicio. Mas bien, Él estaba diciendo que la obediencia es una prueba singular de que alguien es Su amigo. La obediencia implícita a Sus mandamientos es el fruto natural del amor genuino a Él – la marca que indica una fe auténtica y salvadora.

¿Por qué, entonces, Él dice, “Ya no os llamaré siervos…pero os he llamado amigos”? (v.15) ¿Estará expresamente diciéndoles que su relación con Él ahora era una amistad familiar y personal entre colegas, en vez de una relación entre señor y esclavo gobernada por la autoridad y la sumisión?

En absoluto. Los apóstoles seguían siendo Sus esclavos, porque eso es precisamente lo que eran. Él simplemente dijo que eran Sus amigos y también Sus esclavos. Él explica, “El siervo no sabe lo que hace su señor”. A un esclavo no se le da ninguna explicación o justificación. Pero Jesús no mantuvo ningún secreto con Sus discípulos: “porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer (v. 15). Entonces, ellos eran mucho más que simples esclavos para Él. Ellos también eran sus amigos, cómplices de Sus pensamientos y propósitos (c. 1 Corintios 2:16).

La Esclavitud y la Verdadera Libertad
Entonces, si es entendido correctamente, el evangelio es una invitación a la esclavitud. Por un lado, el evangelio es una proclamación de libertad al cautiverio del pecado y la libertad a las personas que están desechas por la esclavitud del poder del pecado sobre ellas. Por otro lado, es un requisito a una esclavitud completamente diferente: “Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia” (Romanos 6:18; c. 1 Pedro 2:16).

Ambas partes de la ecuación son vitales. Hay una libertad gloriosa en ser esclavos de Cristo (Juan 8:36), pero significa el final de la autonomía humana para el verdadero seguidor de Cristo. En otras palabras, todos sirven a un señor. Todos somos esclavos de una forma u otra (Romanos 6:16-21).

No existe una manera legítima de adaptar el mensaje para hacerlo más atractivo a la gente quien admira a Jesús pero no está preparada para servirle. Jesús no buscó admiradores; Él llamaba a seguidores – no seguidores casuales, llamaba a esclavos. Remover ese espíritu de sumisión, y la clase más profunda de “admiración” por Cristo, es un fraude espiritual que no tiene nada que ver con la verdadera fe.


Gracia a Vosotros



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Tue, 05 Aug 2014 10:25:24 -0400
Venza sus temores http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=430:venza-sus-temores http://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=430:venza-sus-temores ¿Se considera usted una persona libre? Lo más probable es que sea así. Pero, quizás en lo más recóndito de su pensamiento, se hace esta pregunta: ¿Soy realmente libre?

Vivimos en un país que tiene una rica herencia en cuanto a libertad e independencia. Pero muchas personas no están viviendo en libertad; están atadas por cadenas invisibles que les impiden alcanzar su pleno potencial. Estas cadenas están constituidas por ataduras que han sido fundidas y formadas en las llamas del temor.

Una vez que esta devastadora emoción se apodera del corazón de una persona, es difícil romper sus ataduras, pero puede lograrse. Aunque la garra del temor es fuerte, no es más poderosa que el poder de Jesucristo. El Salvador dijo a sus discípulos: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Jn 8.31, 32).

¿Cómo podemos liberarnos de la esclavitud del temor? Sólo hay una manera, y es a través de la fe en Jesucristo. Pero antes de que lo podamos hacer, debemos llegar a un punto en que reconozcamos que estamos luchando contra un enemigo mortal, y que necesitamos la ayuda de Dios.

¡No tengo miedo!
El niñito dirigió su mirada a los ojos de su madre, y le dijo: "No tengo miedo. ¡Quiero acampar esta noche afuera con mis amigos!" Su madre accedió al pensar en la situación. El niño estaría en un patio cercado, y ella podría oír todo lo que él hiciera, y lo más probable es que estaría pendiente, para asegurarse de que él y sus amigos estarían libres de peligros. Y si llegaban a necesitar algo, podrían fácilmente entrar a la casa.

Esto fue exactamente lo que sucedió. Como a las 2 de la madrugada, escuchó que la puerta de atrás se abrió y luego se cerró. Se levantó, tomó su bata de dormir, y bajó de prisa las escaleras para ver cómo estaba su hijo. Cuando encendió las luces de la cocina, vio a su hijo y a dos de sus mejores amigos teniendo en sus manos los sacos de dormir y una bolsa de galletas de chocolate hechas migajas. Al darse cuenta de su nerviosismo, preguntó: “¿Qué pasó, hijo?”.

“Hay algo afuera”, respondió su hijo. “No sé qué es, pero nos gruñó. Pudimos oírlo en el patio. ¡Tal vez era un perro grande, un zorro furioso, o un oso inmenso!” Tratando de no sonreír al pensar en sus imaginarios enemigos, ella dijo: “¿Por qué, entonces, no se van a dormir al estudio, y en la mañana regresan a la carpa? Les prepararé desayuno cuando se despierten”.

El estado de ánimo del grupo se volvió más alegre de inmediato. Ella no se molestó en mencionar el hecho de que las posibilidades de encontrarse casualmente con un zorro o un oso eran muy pocas, especialmente porque vivían dentro de una ciudad muy poblada.

El temor ataca sin avisar. Nos tienta a creer cosas que no sucederán, o que no pueden suceder, y nos deja sintiéndonos inútiles y sin esperanza. Cada día, somos bombardeados con palabras y mensajes que tienen la capacidad de provocar sentimientos de temor y turbación dentro de nosotros. Póngase a oír las noticias, y lo más probable es que escuche un deprimente informe sobre la economía y otros asuntos que generarán pánico en su corazón.

A menudo, las agencias de noticias transmiten informaciones con el fin de crear una respuesta emocional en quienes las ven y las oyen, o que visitan sus sitios web. Para que más personas vean y oigan sus programas, llegan a ellas con mensajes que producen la mayor respuesta. Por lo tanto, si el fuego del temor funciona, se prende la llama.

Desde una perspectiva terrenal, el futuro podrá parecerle a usted bastante sombrío, especialmente si decide analizar su situación sin tener fe en Jesucristo. La verdad es que, si hace esto, el temor le alcanzará y se apoderará de su corazón, diciéndole que sucederá lo peor, más allá de lo que usted es capaz de imaginar.

Pero no crea en las mentiras del enemigo. Las noticias de todas las noches no pueden darle una imagen completa de la realidad, particularmente desde una perspectiva celestial. La verdad es que nada de lo que el enemigo le susurre estará basado en la realidad de la Palabra de Dios. Aunque estemos enfrentando momentos muy serios en la historia de nuestra nación, no estamos solos. Dios está con nosotros, y Él nunca deja de tener el control.

El apóstol Pablo descubrió esto de una manera extraordinaria cuando atravesaba un período muy difícil en su ministerio. En algún momento, cerca del final de su segundo viaje misionero, estaba acampando fuera de la ciudad de Corinto. Había partido de Atenas para ir a Macedonia, pero allí pasó algo que casi hizo que Pablo diera un traspié en su fe. Los judíos se opusieron a sus enseñanzas, hasta el punto de blasfemar de ellas. Pablo estaba harto de su dura cerviz, y les dijo que ya no iría primeramente a los judíos, sino que predicaría el mensaje de Dios a los gentiles (Hch 18.5, 6).

Pablo enfrentó siempre la oposición de los líderes judíos. En varias ocasiones, su vida fue amenazada. Estaba cansado, y probablemente se sentía solo y agotado emocionalmente —vulnerable al destructivo temor. Una noche, mientras se estaba quedando dormido, el Espíritu de Dios le habló, diciéndole: “No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad” (Hch 18.9, 10).

Aquí lo vemos: uno de los más grandes apóstoles que han vivido, está luchando contra el temor. Pero en los versículos que siguen, no se menciona de nuevo. ¿Por qué razón? Porque Pablo cambió su enfoque. Se enfrentó cara a cara con la realidad de su temor, y decidió abandonarlo. ¿Fue esto algo que él pudo hacer solo? ¡Desde luego que no! No había manera de que él pudiera dejar la ansiedad que sentía, sin la seguridad que encontró en Jesucristo. Una vez que el Espíritu de Dios habló a su corazón, el asunto quedó resuelto, y Pablo supo que había sólo una cosa que hacer: terminar de hacer el trabajo que le había sido encomendado.

El enemigo utiliza muchas cosas en su empeño por desviar nuestra atención y evitar que alcancemos nuestro máximo potencial. El temor es una de sus mejores armas. Por lo general, lo acompaña con palabras de desánimo y acusación: “No eres capaz de hacer eso”; “no has sido capacitado”; “¿qué pensará de ti la gente si fracasas?”.

En el caso de Pablo, Satanás quería atemorizarlo porque sabía que el éxito del apóstol lo llevaría a una completa derrota. La fiel promesa del Señor, dada en el momento preciso, fue todo el aliento que Pablo necesitaba para seguir predicando la verdad del evangelio.

Los pasos correctos para vencer el temor
Si usted quiere vencer el temor, el primer paso que debe dar es el paso de la confesión. Debe confesar y admitir su ansiedad: “Señor, siento temor, y no sé qué hacer. Te ruego que me digas cómo puedo seguir adelante a partir de este punto”. Después, pídale a Dios que le permita vencer su temor. Cuanto más entienda usted su relación con Dios, más íntimamente se relacionará con Él. Su fe aumentará, y comenzará a notar las muchas maneras en que el Señor está actuando en su vida y en sus circunstancias.

Antes de su muerte, Pablo escribió una interesante palabra de instrucción a Timoteo. Le recordó a su joven protegido: “No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Ti 1.7). El temor no se ajusta a lo que somos como creyentes. Éste normalmente surge cuando respondemos de manera equivocada a las pruebas y a las frustraciones. Dios quiere que usted sea un vencedor; que no esté arrinconado ni atormentado por el temor.

Permita que Dios quite el temor de su vida. Él podrá elegir hacer esto poniéndole en una situación amedrentadora que sentirá que no puede controlar. Pero usted no tiene que angustiarse, porque Aquel que ha prometido que nunca le abandonará, está sosteniendo su vida con su mano omnipotente.

Después que usted haya dado sus preocupaciones a Dios, medite en su Palabra. David estaba consciente del poder que había a su disposición por las promesas personales de Dios, y por eso escribió: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos… ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón” (Sal 27.1-3) Si usted quiere que su confianza se mantenga fuerte, debe estudiar la Biblia, poner en práctica los preceptos de Dios para su vida, y caminar con Él cada día por fe. Si usted atesora la Palabra de Dios en su corazón, tendrá la luz de su verdad para guiarle hasta la eternidad.

 

Charles F. Stanley
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Thu, 27 Nov 2014 10:57:16 -0300