Hoy en Nuevas Cada Mañana, recibimos la visita del hermano y músico, Tomás Mora, quien por año ha desarrollado este talento que Dios le entregó a través de las misiones. “He compartido el evangelio a través de esto. Así también en otras culturas. Música y misiones fue lo que hice y Dios me ha permitido estar en varios lugares”, dijo para empezar.  

Y no es solo la música. El hermano, hace varios años, lleva a delante un hermoso proyecto llamado “Puente de amor”. Instancia donde recata a niños y niñas del tráfico humano que se da en algunas culturas, entregándoles ese amor que nuestro Señor Jesucristo nos dio un día.  

“El Señor nos llevó cerca de Nepal donde vi el tráfico de niñas menores de edad en el comercio sexual, y comenzamos este proyecto que trata de rescatar niñas menores de edad del tráfico humano. Hemos logrado rescatar a 25 niñas, donde varias ya han vuelto con sus familiares lo que fue un gran logro”, dijo.  

“Esto nace también en un contexto social y religioso complejo para nosotros. Cuando estaba predicando en un territorio muy complicado, Musulmán. Tuvimos un problema de persecución y tuvimos que salir y Dios lo permitió. Hacíamos un trabajo en la iglesia subterránea”, agregó.

Además, el hermano destacó la importancia de que la iglesia local conozca otros contextos y salga de su comodidad. ”Cuando la iglesia se abre a la necesidad en otras culturas, es como si el espíritu santo viniera y renovara ese lugar. Se abren ventanas. Cuando estamos enfocados en nosotros mismos perdemos la esencia del evangelio de salir, de movernos. Cuando existe esa pasividad sufrimos como cuerpo de Cristo”.

“La iglesia perseguida es un ejemplo para la iglesia occidental. Yo lo viví. Estábamos rodeados de gente musulmana radical. Era difícil estar ahí, pero a pesar de ese ambiente de persecución podíamos hacer cosas. Uno vuelve a cómo era la iglesia primitiva, donde hay persecución seria”.

Te invitamos a escuchar la conversación completa a continuación: