La soledad ha sido denominada como el problema emocional más común del mundo. Se supone que es una de las principales razones de sufrimiento humano. Además de esto, es una condición permanente de millares de personas. La soledad es una experiencia que nos golpea en algún momento de nuestras vidas; es un dolor interno, un vacio, un sentimiento de insatisfacción. Este estado emocional puede desaparecer en pocos minutos o durar toda nuestra vida. Sentir soledad no es pecaminoso, por lo que no hay necesidad de agregar un sentimiento más de culpa al problema. Nuestro Señor no tuvo pecado, sin embargo también se sintió solo. La realidad es que si esta emoción no es confrontada en forma realista y adecuada, entonces pueden desarrollarse actitudes dañinas, las cuales ocultaran el gozo en su vida.
Características de la soledad:
La Soledad es como una dolorosa advertencia de que no tenemos un contacto cercano y significativo con otros. Aún cuando estamos rodeados de otras personas, podemos sentirnos rechazados o mal entendidos. Frecuentemente, se dan sentimientos de tristeza, desánimo, desasosiego, y ansiedad, acompañado de un gran vacío. La soledad la puede sentir un hombre ocupado, rodeado de su familia, como un hombre viudo, una madre soltera, etc.
Sin embargo, hay experiencias que pueden conducirnos directamente a la soledad: la muerte de un familiar cercano, un divorcio, el rompimiento de un compromiso matrimonial, el tener que ir a vivir fuera del país dejando a toda la familia. Y también suele ocurrir como resultado del alejamiento de la persona con Dios.
Existe un intenso deseo de salir de este caparazón de la soledad, pero a menudo la persona solitaria se siente frustrada e incapaz de iniciar, continuar o experimentar una relación estrecha con alguien. Algunas veces, hay un sentimiento de desesperanza y un fuerte deseo de tener cualquier clase de relación con alguien, para ver si así se termina con ese terrible dolor de su soledad involuntaria. La soledad es dolorosa, no placentera, y parece que reseca la vida.
Hay distintos tipos de soledad:
Soledad transitoria o situacional. Esta puede durar desde un minuto hasta unos pocos meses. Puede darse por cambio de trabajo, universidad, mudanza, etc.
Soledad crónica o persistente. Esta proviene de la timidez de la persona, de una baja autoestima, de una auto-condenación, de una conducta social poco sensible de manera que los demás se alejan de dicha persona.
Muchos de nosotros hemos sentido la experiencia de sentirnos solos aún en medio de las personas. En otras ocasiones podemos estar solos, pero no sentir ningún sentimiento de soledad. Debido a esto, podemos decir que la soledad es un sentimiento interno que no depende necesariamente de que otras personas estén presentes o no. Esto hace que la solución sea un poco más difícil y personal.
La soledad y la Biblia:
La Biblia menciona a otros personajes que sintieron soledad como Moisés, Job, Nehemías, Elías, Jeremías y David. En Salmos 25:16, David expresa su soledad a Dios diciendo: “Mírame y ten misericordia de mi porque estoy solo y afligido”. Jesús se sintió solo en Getsemaní. Pablo también experimentó la soledad cuando estuvo preso y escribió a su amado amigo Timoteo: “Procura venir pronto a verme…” (2 Timoteo 4:9-11).
La Biblia no trata específicamente el tema de la soledad, pero en repetidas ocasiones se percibe el énfasis que hace en cuanto a la necesidad del hombre de tener comunión con Dios y con otros. Nos insta a amarnos, ayudarnos y animarnos unos a otros. Una creciente relación con Dios y con los que nos rodean es una buena base para empezar a solucionar el problema de la soledad en nuestra vida.
Enfrentando la soledad: He aquí algunos consejos prácticos para enfrentar la soledad.
La soledad puede ser pasajera si usted reconoce que Dios siempre está a su lado para ayudarlo y que Él puede restaurar su vida emocional para cultivar buenas relaciones con otras personas. Nuestra oración es por usted, para que logre experimentar el amor de Dios que nos hace sentir seguros y Su maravillosa paz que nos permite gozar de plena felicidad.
"Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús". Filipenses 4:6-7
Carlos A. López
Visión para Vivir