titleRadio Armonia <subtitle type="text">Una señal en el aire, para confesar que: “Jesucristo es el Señor, para Gloria de Dios Padre". Fil. 2:11</subtitle> <link rel="alternate" type="text/html" href="https://www.radioarmonia.cl"/> <id>https://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/tags/tag/18-dios</id> <updated>2024-05-03T10:44:23-04:00</updated> <author> <name>Web Radio Armonia</name> <email>internet@armonia.cl</email> </author> <link rel="self" type="application/atom+xml" href="https://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/tags/tag/18-dios?format=feed&type=atom"/> <entry> <title>Aceptando la salvación de Dios 2016-10-16T12:44:35-03:00 2016-10-16T12:44:35-03:00 https://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=116:aceptando-la-salvacion-de-dios Super User <p>“En el corazón de la Biblia”, en algunos de nuestros versículos favoritos, está la verdad de que Dios quiere que aceptemos el don de la salvación. No basta con creer que Dios es soberano sobre todas las cosas. Esa sería una idea atemorizante si también no creyéramos que el deseo del Dios Todopoderoso es salvarnos, no vernos destruidos. <br /><br />No basta con saber lo que ocurrió en la cruz. Es posible saber que Dios pagó un precio por nuestra salvación y aun así rechazar el regalo. La Biblia dice que debemos creer en Aquel que murió por nosotros, aceptando por fe el don de salvación, confesando nuestra fe delante de los demás y rindiéndonos a Cristo como Señor.<br /><br /><em>"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envío Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él", ­­Juan 3:16-17.<br /><br /></em>Este pudiera ser uno de los primeros versículos que usted haya memorizado. ¡Qué verdad tan maravillosa! Dios quiere que sepamos que hay una manera de escapar de la perdición. A fin de entender la razón de por qué Dios dio a su Hijo, hay que entender la clase de mundo al que lo envío. Era un mundo donde la gente se perdía. Dios no envío a su Hijo para condenar al mundo, ya que el mundo ya estaba condenado. Él envío a su Hijo para salvar a las personas de la perdición.<br /><span style="font-size: 12.16px;"><br />Esa palabra “perderse” salta ante nuestra vista. Quiere decir más que morir físicamente. Tiene la connotación de destrucción eterna y castigo divino; en una palabra, el infierno. Jesús habló más del infierno que del cielo. Él habló acerca de un fuego que nunca se apaga, de un lugar donde el gusano nunca muere, donde las personas crujen los dientes, se lamentan y lloran, donde hay absoluta oscuridad. Eso es lo que quiere decir perderse.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Pero de tal manera amó Dios al mundo que envío a su Hijo para que no nos perdiéramos. Podemos tener vida eterna. No es el tipo de vida que tenemos ahora, continuando por siempre. Ninguno de nosotros pudiera soportar eso; sería un tipo de infierno. La vida eterna es un tipo de vida diferente. No es simplemente un cambio en la cantidad de vida, sino en la calidad de vida. Se nos dará el tipo de vida de Dios. Participamos en la dicha de inmortalidad divina, en la mismísima vida que es de Dios mismo. Dios nos da su propia vida que existe eternamente en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Nos rescata de la perdición y nos da vida eterna.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">¿Quién recibe esa vida? Todo el que cree en el Hijo unigénito de Dios. Jesús dice que no echará fuera a quienes acuden a Él (Jn. 6:37). Todo el que crea en él será salvo. ¿Qué significa creer el Él? Eso no quiere decir simplemente creer que una persona llamada Jesús vivió una vez en la historia. Quiere decir creer que Jesucristo es quien dijo que era. Creer en Cristo significa creer en el verdadero Jesús:<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesucristo que es Dios encarnado,</span><span style="font-size: 12.16px;"> <br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesús que nació de una virgen,<br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesús que vivió una vida sin pecado,<br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesús que murió una muerte expiatoria en la cruz,<br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesucristo que resucitó de los muertos,<br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesucristo que ascendió al cielo,<br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesucristo que ahora intercede a la diestra del Padre como nuestro gran sumo sacerdote,<br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesucristo que ha sido declarado Señor por Dios mismo,<br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesucristo que vendrá algún día para reunir a los suyos con Él y establecer su reino eterno.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Creer en ese Jesucristo es la única manera de escapar de la perdición. Pablo advirtió que otros pudieran venir predicando a otro Cristo (2 Co. 11:4) y que quienes predicaran otro evangelio debían ser malditos (Gá. 1:8). Pero los que creen en el verdadero Jesucristo no son condenados. Se les rescata de la perdición con el amor de Dios.</span></p> <p><br /><em><a href="http://www.gracia.org/recursos.aspx?p=a&amp;article=431" target="_blank">Gracia a Vosotros</a></em></p> <p> <br /><br /></p> <p>“En el corazón de la Biblia”, en algunos de nuestros versículos favoritos, está la verdad de que Dios quiere que aceptemos el don de la salvación. No basta con creer que Dios es soberano sobre todas las cosas. Esa sería una idea atemorizante si también no creyéramos que el deseo del Dios Todopoderoso es salvarnos, no vernos destruidos. <br /><br />No basta con saber lo que ocurrió en la cruz. Es posible saber que Dios pagó un precio por nuestra salvación y aun así rechazar el regalo. La Biblia dice que debemos creer en Aquel que murió por nosotros, aceptando por fe el don de salvación, confesando nuestra fe delante de los demás y rindiéndonos a Cristo como Señor.<br /><br /><em>"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envío Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él", ­­Juan 3:16-17.<br /><br /></em>Este pudiera ser uno de los primeros versículos que usted haya memorizado. ¡Qué verdad tan maravillosa! Dios quiere que sepamos que hay una manera de escapar de la perdición. A fin de entender la razón de por qué Dios dio a su Hijo, hay que entender la clase de mundo al que lo envío. Era un mundo donde la gente se perdía. Dios no envío a su Hijo para condenar al mundo, ya que el mundo ya estaba condenado. Él envío a su Hijo para salvar a las personas de la perdición.<br /><span style="font-size: 12.16px;"><br />Esa palabra “perderse” salta ante nuestra vista. Quiere decir más que morir físicamente. Tiene la connotación de destrucción eterna y castigo divino; en una palabra, el infierno. Jesús habló más del infierno que del cielo. Él habló acerca de un fuego que nunca se apaga, de un lugar donde el gusano nunca muere, donde las personas crujen los dientes, se lamentan y lloran, donde hay absoluta oscuridad. Eso es lo que quiere decir perderse.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Pero de tal manera amó Dios al mundo que envío a su Hijo para que no nos perdiéramos. Podemos tener vida eterna. No es el tipo de vida que tenemos ahora, continuando por siempre. Ninguno de nosotros pudiera soportar eso; sería un tipo de infierno. La vida eterna es un tipo de vida diferente. No es simplemente un cambio en la cantidad de vida, sino en la calidad de vida. Se nos dará el tipo de vida de Dios. Participamos en la dicha de inmortalidad divina, en la mismísima vida que es de Dios mismo. Dios nos da su propia vida que existe eternamente en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Nos rescata de la perdición y nos da vida eterna.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">¿Quién recibe esa vida? Todo el que cree en el Hijo unigénito de Dios. Jesús dice que no echará fuera a quienes acuden a Él (Jn. 6:37). Todo el que crea en él será salvo. ¿Qué significa creer el Él? Eso no quiere decir simplemente creer que una persona llamada Jesús vivió una vez en la historia. Quiere decir creer que Jesucristo es quien dijo que era. Creer en Cristo significa creer en el verdadero Jesús:<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesucristo que es Dios encarnado,</span><span style="font-size: 12.16px;"> <br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesús que nació de una virgen,<br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesús que vivió una vida sin pecado,<br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesús que murió una muerte expiatoria en la cruz,<br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesucristo que resucitó de los muertos,<br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesucristo que ascendió al cielo,<br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesucristo que ahora intercede a la diestra del Padre como nuestro gran sumo sacerdote,<br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesucristo que ha sido declarado Señor por Dios mismo,<br /></span><span style="font-size: 12.16px;">El Jesucristo que vendrá algún día para reunir a los suyos con Él y establecer su reino eterno.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Creer en ese Jesucristo es la única manera de escapar de la perdición. Pablo advirtió que otros pudieran venir predicando a otro Cristo (2 Co. 11:4) y que quienes predicaran otro evangelio debían ser malditos (Gá. 1:8). Pero los que creen en el verdadero Jesucristo no son condenados. Se les rescata de la perdición con el amor de Dios.</span></p> <p><br /><em><a href="http://www.gracia.org/recursos.aspx?p=a&amp;article=431" target="_blank">Gracia a Vosotros</a></em></p> <p> <br /><br /></p> Colombia reconoce trayectoria de Asambleas de Dios 2017-07-12T17:03:57-04:00 2017-07-12T17:03:57-04:00 https://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=655:colombia-reconoce-trayectoria-de-asambleas-de-dios Super User <p>La oficina de asuntos religiosos del Ministerio del interior de Colombia, realizó una emotiva ceremonia de reconocimiento al concilio de las Asambleas de Dios (AD), por su permanencia en este país durante 75 años continuos dedicados a la proclamación de la Palabra de Dios, a la obra social y educativa.</p> <p>La oficina de asuntos religiosos del Ministerio del interior de Colombia, realizó una emotiva ceremonia de reconocimiento al concilio de las Asambleas de Dios (AD), por su permanencia en este país durante 75 años continuos dedicados a la proclamación de la Palabra de Dios, a la obra social y educativa.</p> Dios se hizo Hombre 2013-12-17T19:10:51-03:00 2013-12-17T19:10:51-03:00 https://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=170:dios-se-hizo-hombre Super User <p>Esa verdad fundamental del Evangelio es representada en cada escena del pesebre que usted verá esta Navidad. Aunque la Encarnación es culturalmente familiar, es totalmente extraña para los incrédulos.<br /><br />Tristemente, una actitud de incredulidad de corazón sobre la identidad de Jesús, ha caracterizado a la mayoría de los hombres y las mujeres. Los judíos que se opusieron a Cristo han ilustrado vívidamente esa actitud en más de una ocasión (Juan 5:18; 7:28-30; 10:30-39). Pero esa hostilidad y falta de fe no deben desalentarnos o disuadirnos para aceptar y defender la verdad del nacimiento virginal de Cristo. El apóstol Pablo nos recuerda, <em>"¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso"</em>(Romanos 3:3–4; 10:16; Isaías 53:1). La opinión general, por más popular que sea, rara vez es una fuente confiable de la verdad.<br /><br />Por lo tanto -sin duda- es el Espíritu Santo quien actuó con un importante propósito dedicando uno de los primeros pasajes del Evangelio de San Mateo, al comienzo del Nuevo Testamento, para establecer inmediatamente la humanidad y deidad de nuestro Señor. Su Encarnación, correctamente entendida, es fundamental para el cristianismo. No podría haber habido ningún trabajo genuino de redención, fuera del hecho que Dios se convirtió en hombre; y por tanto, siendo completamente Dios y completamente hombre, concilió a las personas con Él a través de Su muerte sustitutiva y Su resurrección física. Si Jesús no hubiera sido humano y divino, no habría Evangelio.<br /><span style="font-size: 12.16px;"><br />Muchos comentaristas escépticos del Nuevo Testamento, reconocerán que Mateo y otros autores de las Escrituras, creían sinceramente y enseñaban que el Espíritu Santo concibió a Jesús sin ayuda de un padre humano. Sin embargo, esos intérpretes restan la validez de las afirmaciones elocuentes de las Escrituras; afirmando inmediatamente que sus escritores eran ingenuos, sin educación y susceptibles a los mitos y supersticiones de la antigüedad. Según los críticos, los escritores del Evangelio simplemente adaptaron a la historia del nacimiento de Jesús algunas de las populares leyendas del nacimiento virginal.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Pero nada podría estar más lejos de la verdad. La crónica de Mateo, por ejemplo, describe la historia, pero esa historia sólo la podía saber y registrar porque Dios la reveló; y lo hizo por intervención milagrosa. Las palabras de Mateo, son muy superiores a la naturaleza inmoral y repugnante de las historias seculares en las que él y los otros escritores supuestamente se inspiraron. Aquí está su narrativa clara y sencilla de la Encarnación:<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;"><em>“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS” (Mateo 1:18–25).</em><br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Mateo afirma el linaje divino de Jesús en ese pasaje, y revela cinco aspectos de Su nacimiento virginal: su primer anuncio, la respuesta de José, la aclaración del Ángel de la misma, su relación con la profecía y su actual acaecimiento.</span></p> <p><br /><em><a href="http://www.gracia.org/recursos.aspx?p=a&amp;article=632" target="_blank">Gracia a Vosotros</a></em></p> <p><em><br /><br /></em></p> <p>Esa verdad fundamental del Evangelio es representada en cada escena del pesebre que usted verá esta Navidad. Aunque la Encarnación es culturalmente familiar, es totalmente extraña para los incrédulos.<br /><br />Tristemente, una actitud de incredulidad de corazón sobre la identidad de Jesús, ha caracterizado a la mayoría de los hombres y las mujeres. Los judíos que se opusieron a Cristo han ilustrado vívidamente esa actitud en más de una ocasión (Juan 5:18; 7:28-30; 10:30-39). Pero esa hostilidad y falta de fe no deben desalentarnos o disuadirnos para aceptar y defender la verdad del nacimiento virginal de Cristo. El apóstol Pablo nos recuerda, <em>"¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso"</em>(Romanos 3:3–4; 10:16; Isaías 53:1). La opinión general, por más popular que sea, rara vez es una fuente confiable de la verdad.<br /><br />Por lo tanto -sin duda- es el Espíritu Santo quien actuó con un importante propósito dedicando uno de los primeros pasajes del Evangelio de San Mateo, al comienzo del Nuevo Testamento, para establecer inmediatamente la humanidad y deidad de nuestro Señor. Su Encarnación, correctamente entendida, es fundamental para el cristianismo. No podría haber habido ningún trabajo genuino de redención, fuera del hecho que Dios se convirtió en hombre; y por tanto, siendo completamente Dios y completamente hombre, concilió a las personas con Él a través de Su muerte sustitutiva y Su resurrección física. Si Jesús no hubiera sido humano y divino, no habría Evangelio.<br /><span style="font-size: 12.16px;"><br />Muchos comentaristas escépticos del Nuevo Testamento, reconocerán que Mateo y otros autores de las Escrituras, creían sinceramente y enseñaban que el Espíritu Santo concibió a Jesús sin ayuda de un padre humano. Sin embargo, esos intérpretes restan la validez de las afirmaciones elocuentes de las Escrituras; afirmando inmediatamente que sus escritores eran ingenuos, sin educación y susceptibles a los mitos y supersticiones de la antigüedad. Según los críticos, los escritores del Evangelio simplemente adaptaron a la historia del nacimiento de Jesús algunas de las populares leyendas del nacimiento virginal.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Pero nada podría estar más lejos de la verdad. La crónica de Mateo, por ejemplo, describe la historia, pero esa historia sólo la podía saber y registrar porque Dios la reveló; y lo hizo por intervención milagrosa. Las palabras de Mateo, son muy superiores a la naturaleza inmoral y repugnante de las historias seculares en las que él y los otros escritores supuestamente se inspiraron. Aquí está su narrativa clara y sencilla de la Encarnación:<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;"><em>“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS” (Mateo 1:18–25).</em><br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Mateo afirma el linaje divino de Jesús en ese pasaje, y revela cinco aspectos de Su nacimiento virginal: su primer anuncio, la respuesta de José, la aclaración del Ángel de la misma, su relación con la profecía y su actual acaecimiento.</span></p> <p><br /><em><a href="http://www.gracia.org/recursos.aspx?p=a&amp;article=632" target="_blank">Gracia a Vosotros</a></em></p> <p><em><br /><br /></em></p> La Soberanía de Dios 2014-04-04T15:41:29-03:00 2014-04-04T15:41:29-03:00 https://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=266:la-soberania-de-dios Super User <p>Por la soberanía de Dios somos capaces de elegir y tomar decisiones que moldean nuestras vidas, para bien o para mal. Necesitamos someter nuestra vida de manera que concuerden con Su santa voluntad, para que nos vaya bien. Es la lógica de su diseño. Soberanía divina significa que Dios es Aquel que se sienta en el Trono del universo.</p> <p>Por la soberanía de Dios somos capaces de elegir y tomar decisiones que moldean nuestras vidas, para bien o para mal. Necesitamos someter nuestra vida de manera que concuerden con Su santa voluntad, para que nos vaya bien. Es la lógica de su diseño. Soberanía divina significa que Dios es Aquel que se sienta en el Trono del universo.</p> Padre Nuestro que estás en el cielo... 2014-04-25T14:38:39-03:00 2014-04-25T14:38:39-03:00 https://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=287:padre-nuestro-que-estas-en-el-cielo Super User <p>El hombre se puso a recitar el Padrenuestro: la oración modelo, la oración magistral, la oración cristiana por excelencia. «Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre...» Y las palabras que nos enseñó Jesucristo fluyeron como fluyen las notas del órgano por sus tubos vibrantes.<br /><br />Vez tras vez, a lo largo de setenta y dos interminables horas, David Nymann, montañero de Alaska, recitó esa oración reconfortante mientras vientos helados, de ciento treinta kilómetros por hora, azotaban el monte Johnson. Su amigo, James Sweeney, yacía a su lado, con ambas piernas quebradas, sin poder moverse.<br /><br />La muerte los acechaba a ambos, por frío y por hambre. Al fin un helicóptero los avistó y los rescató. La oración había sido, para ambos hombres, calor, agua y alimento durante tres días.<br /><br />Aun los hombres más rudos, cuando se ven en apuros, abren los labios para elevar una oración. Nymann y Sweeney, deportistas que querían escalar el monte Johnson de Alaska, sufrieron una caída. Sweeney se quebró ambas piernas; Nymann quedó muy golpeado. Ambos vieron acercarse la muerte. Pero la recitación constante del padrenuestro los mantuvo en vela, y la fuerza poderosa de la esperanza los ayudó a soportar la prueba.<br /><br />La oración es la única fuerza capaz de unir al hombre, en la tierra, con Dios, en el cielo. Cuando Jesús enseñó a orar a sus discípulos, les dijo: «Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo...”» (Mateo 6:9). Jesús enseñó que Dios es el Padre de toda la humanidad. Cuando sentimos que Dios es nuestro Padre, y cuando abrimos los labios en oración sincera, Dios el Padre acude en nuestra ayuda. Dios quiere ser el Padre de todos.<br /><br /><span style="font-size: 12.16px;">¿Por qué será, entonces, que tantas oraciones no son contestadas? Quizá sea porque no nos hemos relacionado previamente con Dios. Queremos su ayuda de un momento al otro sin haber establecido una amistad con Él. Dios quiere ayudarnos, pero para alcanzar su ayuda debemos estar en continuo contacto con Él.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Establezcamos, pues, esa comunicación con nuestro Creador y Salvador. La primera oración que Él oye es: «¡Ten compasión de mí, que soy pecador!» (Lucas 18:13). Ese reconocimiento, más la súplica de perdón por nuestros pecados, establece el contacto.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Démosle nuestra vida a Cristo, el divino Salvador. Él quiere ser nuestro Señor. Sometámonos a su señorío, y Él, con seguridad, escuchará nuestra oración.</span></p> <p><br /><em>Hermano Pablo</em><br /><em><a href="http://www.conciencia.net/?ID=2014mar25" target="_blank">Un Mensaje a la Conciencia</a></em></p> <p><br /><br /></p> <p>El hombre se puso a recitar el Padrenuestro: la oración modelo, la oración magistral, la oración cristiana por excelencia. «Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre...» Y las palabras que nos enseñó Jesucristo fluyeron como fluyen las notas del órgano por sus tubos vibrantes.<br /><br />Vez tras vez, a lo largo de setenta y dos interminables horas, David Nymann, montañero de Alaska, recitó esa oración reconfortante mientras vientos helados, de ciento treinta kilómetros por hora, azotaban el monte Johnson. Su amigo, James Sweeney, yacía a su lado, con ambas piernas quebradas, sin poder moverse.<br /><br />La muerte los acechaba a ambos, por frío y por hambre. Al fin un helicóptero los avistó y los rescató. La oración había sido, para ambos hombres, calor, agua y alimento durante tres días.<br /><br />Aun los hombres más rudos, cuando se ven en apuros, abren los labios para elevar una oración. Nymann y Sweeney, deportistas que querían escalar el monte Johnson de Alaska, sufrieron una caída. Sweeney se quebró ambas piernas; Nymann quedó muy golpeado. Ambos vieron acercarse la muerte. Pero la recitación constante del padrenuestro los mantuvo en vela, y la fuerza poderosa de la esperanza los ayudó a soportar la prueba.<br /><br />La oración es la única fuerza capaz de unir al hombre, en la tierra, con Dios, en el cielo. Cuando Jesús enseñó a orar a sus discípulos, les dijo: «Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo...”» (Mateo 6:9). Jesús enseñó que Dios es el Padre de toda la humanidad. Cuando sentimos que Dios es nuestro Padre, y cuando abrimos los labios en oración sincera, Dios el Padre acude en nuestra ayuda. Dios quiere ser el Padre de todos.<br /><br /><span style="font-size: 12.16px;">¿Por qué será, entonces, que tantas oraciones no son contestadas? Quizá sea porque no nos hemos relacionado previamente con Dios. Queremos su ayuda de un momento al otro sin haber establecido una amistad con Él. Dios quiere ayudarnos, pero para alcanzar su ayuda debemos estar en continuo contacto con Él.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Establezcamos, pues, esa comunicación con nuestro Creador y Salvador. La primera oración que Él oye es: «¡Ten compasión de mí, que soy pecador!» (Lucas 18:13). Ese reconocimiento, más la súplica de perdón por nuestros pecados, establece el contacto.<br /><br /></span><span style="font-size: 12.16px;">Démosle nuestra vida a Cristo, el divino Salvador. Él quiere ser nuestro Señor. Sometámonos a su señorío, y Él, con seguridad, escuchará nuestra oración.</span></p> <p><br /><em>Hermano Pablo</em><br /><em><a href="http://www.conciencia.net/?ID=2014mar25" target="_blank">Un Mensaje a la Conciencia</a></em></p> <p><br /><br /></p> ¿Es Dios un aguafiestas cósmico? 2014-10-02T17:10:52-03:00 2014-10-02T17:10:52-03:00 https://www.radioarmonia.cl/inicio/index.php/component/content/article?id=389:es-dios-un-aguafiestas-cosmico Super User <p>A medida que viajo por el mundo, una de las preguntas que más me hacen es: “¿Cómo puede un cristiano conocer la voluntad de Dios para su vida?” La mayoría de nosotros reconoce que Dios tiene un plan para la vida de todo creyente, pero a menudo parece haber cierto problema en determinar cómo es este plan en un momento en particular. Hay bastantes libros, folletos y sermones que tratan con este problema, y sin embargo, las respuestas a veces parecen eludir hasta al indagador más persistente. Ruego a Dios que esto le ayude a llenar algunos de los vacíos de una manera nueva y práctica.<br /><br />Uno puede buscar pautas definitivas en esta área pero termina simplemente con una gran cantidad de ideas. Algunos, aparentemente, piensan que han perdido la voluntad de Dios. ¡Por lo menos dicen que la están buscando! Para ellos, Dios debe parecerles que está participando en un juego de niños, en el que se ha escondido, su voluntad en algún lugar donde no se ve y nos mantiene corriendo a través de la vida para que tratemos de encontrarla. Y él está en el cielo diciendo: “¡Estás cerca, estás cerca!”<br /><br />Otros sugieren que la voluntad de Dios debe encontrarse a través de una experiencia traumática. Voy por la calle, piso una cáscara de plátano y me caigo sobre un mapa de la India, e inmediatamente le digo al Señor: “Gracias por guiarme con claridad. ¡Comprendo! ¡Es la India!” O siempre hay una voz del cielo o una visión en sus sueños que le dice que vaya a Qatar.<br /><br />También están aquellos que en realidad le tienen miedo a la voluntad de Dios. Nunca olvidaré al atleta que se me acercó en el campamento Hume Lake y dijo: “No estoy seguro de que quiera entregar mi vida a Jesucristo porque tengo miedo de lo que me obligará a hacer”. Él tenía la idea de que Dios quiere tomar atletas robustos, romperles ambas piernas y forzarlos a tocar la flauta. Esto implica que Dios es una especie de “aguafiestas cósmico” acabando con la diversión de todos y echándoles a perder su gozo. La gente que tiene este punto de vista teme en realidad que la voluntad de Dios sea una manera severa de vivir que demandará el sacrificio de sus habilidades o posesiones más preciadas...<br /><br />Continúe leyendo en este enlace: <a href="http://www.gracia.org/recursos.aspx?p=a&amp;article=24" target="_blank">Gracia a Vosotros</a></p> <p><br /><br /></p> <p>A medida que viajo por el mundo, una de las preguntas que más me hacen es: “¿Cómo puede un cristiano conocer la voluntad de Dios para su vida?” La mayoría de nosotros reconoce que Dios tiene un plan para la vida de todo creyente, pero a menudo parece haber cierto problema en determinar cómo es este plan en un momento en particular. Hay bastantes libros, folletos y sermones que tratan con este problema, y sin embargo, las respuestas a veces parecen eludir hasta al indagador más persistente. Ruego a Dios que esto le ayude a llenar algunos de los vacíos de una manera nueva y práctica.<br /><br />Uno puede buscar pautas definitivas en esta área pero termina simplemente con una gran cantidad de ideas. Algunos, aparentemente, piensan que han perdido la voluntad de Dios. ¡Por lo menos dicen que la están buscando! Para ellos, Dios debe parecerles que está participando en un juego de niños, en el que se ha escondido, su voluntad en algún lugar donde no se ve y nos mantiene corriendo a través de la vida para que tratemos de encontrarla. Y él está en el cielo diciendo: “¡Estás cerca, estás cerca!”<br /><br />Otros sugieren que la voluntad de Dios debe encontrarse a través de una experiencia traumática. Voy por la calle, piso una cáscara de plátano y me caigo sobre un mapa de la India, e inmediatamente le digo al Señor: “Gracias por guiarme con claridad. ¡Comprendo! ¡Es la India!” O siempre hay una voz del cielo o una visión en sus sueños que le dice que vaya a Qatar.<br /><br />También están aquellos que en realidad le tienen miedo a la voluntad de Dios. Nunca olvidaré al atleta que se me acercó en el campamento Hume Lake y dijo: “No estoy seguro de que quiera entregar mi vida a Jesucristo porque tengo miedo de lo que me obligará a hacer”. Él tenía la idea de que Dios quiere tomar atletas robustos, romperles ambas piernas y forzarlos a tocar la flauta. Esto implica que Dios es una especie de “aguafiestas cósmico” acabando con la diversión de todos y echándoles a perder su gozo. La gente que tiene este punto de vista teme en realidad que la voluntad de Dios sea una manera severa de vivir que demandará el sacrificio de sus habilidades o posesiones más preciadas...<br /><br />Continúe leyendo en este enlace: <a href="http://www.gracia.org/recursos.aspx?p=a&amp;article=24" target="_blank">Gracia a Vosotros</a></p> <p><br /><br /></p>