Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.

Reflexión

Pablo está colocando más énfasis en lo que Dios espera de sus ministros. Aunque nos muestra lo transitorio de la vida, en los hijos de Dios esta es gloriosa, llevándonos de la muerte a la vida eterna. Él conoce todos y a todos, y que esta verdad nos debe motivar a no vernos vulnerables, entendiendo que la apostasía y el rechazo a la verdad ha comenzado.

Pablo, en el capítulo,  ya había corrido la carrera, por lo tanto es prudente que Timoteo, ministro joven, tome este rol y siga recibiendo instrucciones. ¿Cómo te sientes por esta inminente pérdida, Timoteo? Es la pregunta válida que le haríamos hoy. Los que han estado consciente de este hecho han aprovechado la ventaja que el Señor da, aceptando demandas del Señor por medio de sus siervos.

Pablo argumenta a Timoteo que estamos delante de un Dios vivo. Es una forma de decirle que Dios está presente y también nuestro Señor Jesucristo. Esto lo dice con peso e importancia, para que Timoteo no lo descuide. ¿A qué le estamos dando valor hoy?

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