En 1874, un ministro bautista llamado Robert Lowry escribió uno de los himnos más conmovedores que exalta la resurrección de Jesucristo, "La Tumba le Encerró." Observe cómo estos versos contrastan la impotencia de la muerte y el sufrimiento con el poder de la resurrección de Cristo:

La tumba le encerró, Cristo mi Cristo;
El alba allí esperó, Cristo el Señor.

De guardas escapó, Cristo mi Cristo,
El sello destruyó Cristo el Señor.

La muerte dominó, Cristo mi Cristo,
Y su poder venció, Cristo el Señor.

La muerte, el enemigo más temido del hombre, no tiene poder para reinar sobre el Señor de la vida. Y esa verdad tiene importancia para usted y para mí, aquí y ahora, en el siglo XXI. Se puede ver en la parte más conmovedora y emocionante del himno de Lowry, el estribillo que señala cada estrofa:

De sepulcro y muerte Cristo es vencedor,
Vive para siempre nuestro Salvador,
¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios!
El Señor resucitó.

¿Ve usted en esas líneas lo que significa la resurrección de Jesús para usted? Si usted es un cristiano, puede regocijarse en el hecho de que Cristo resucitó de entre los muertos como un vencedor, un triunfador que vive para siempre para reinar "con Sus santos." Esto se refiere a la promesa sobre la base de nuestro bautismo en la muerte y resurrección de Cristo - es nuestra esperanza y la razón y fundamento de todo lo que creemos.

Pero ¿y si no hubiese resurrección? ¿Qué pasa si la resurrección de Jesucristo es sólo un mito del siglo I para ser ignorado o marginado como un tema secundario? Las implicaciones de este enfoque son devastadoras para el cristianismo.

Quiero llamar su atención sobre lo que Pablo escribió en 1 Corintios 15:16-19 para que pueda ver lo que sucede cuando se olvida de la resurrección:

"Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres".

Sin lugar a dudas, si Jesús está todavía en la tumba, si Él es perpetuamente la víctima y no el vencedor, entonces usted y yo estamos irremediablemente perdidos. Y aunque ese no es el caso, me quiero centrar en el hipotético "y si" que Pablo asume temporalmente en 1 Corintios 15. "¿Qué pasa si la resurrección es un mito? ¿Y si Jesucristo todavía está muerto y en la tumba?"

En primer lugar, usted estaría todavía en sus pecados, bajo la tiranía de la muerte junto con el más vil e incrédulo de los paganos. Si Jesús no resucitó de entre los muertos, entonces el pecado ganó la victoria sobre Él y sigue siendo victorioso sobre usted también. Si Jesús permaneció en la tumba, luego, cuando usted se muera, también permanecería muerto. Además, puesto que "la paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23), si usted permaneciera muerto, su futuro sería la muerte y el castigo eterno.

El propósito de confiar en Cristo es para el perdón de los pecados, porque es del pecado que necesitamos ser salvados. "Cristo murió por nuestros pecados" y "fue sepultado, y... resucitó al tercer día" (1 Corintios 15:3-4). Si Cristo no resucitó, Su muerte fue en vano, su fe en Él no tendría sentido y sus pecados aún se contarán en su contra sin la esperanza de vida espiritual.

En segundo lugar, si no hay resurrección, entonces "también los que durmieron en Cristo perecieron." Eso significa que todos los santos del Antiguo Testamento, todos los santos del Nuevo Testamento y todos los santos desde que Pablo escribió estarían sufriendo en tormento en este mismo momento. Eso incluiría al propio Pablo, el resto de los apóstoles, Agustín, Lutero, Calvino, Wesley, Moody y los santos y fieles en oración que conoce - todos los demás creyentes de todos los tiempos también estarían en el infierno. Su fe habría sido en vano, no habrían sido perdonados sus pecados y su destino sería la condenación.

A la luz de las otras consecuencias, la última es bastante obvia. "Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres." Sin la resurrección de Cristo y la salvación y las bendiciones que Él trae, el cristianismo sería inútil y lamentable. Sin la resurrección no tendríamos Salvador, ni perdón, ni Evangelio, la fe no tendría sentido, ni vida y nunca podríamos tener esperanza en ninguna de esas cosas.

Haber esperado en Cristo solamente en esta vida sería enseñar, predicar, sufrir, sacrificarse y trabajar todo a cambio de nada. Si Cristo todavía está muerto, entonces Él no sólo no tiene la capacidad de salvarlo en el futuro, tampoco puede ayudarlo ahora. Si él no estuviera vivo, ¿dónde estaría la fuente de su paz, alegría o satisfacción ahora? La vida cristiana sería una burla, una farsa, una broma trágica y cruel. Los cristianos que sufren e incluso mueren por la fe serían igual de ciegos y patéticos que esos "creyentes" que siguieron a Jim Jones y el Templo del Pueblo, David Koresh y los davidianos y Marshall Applewhite y el culto a la puerta del cielo.

Puesto que un cristiano no tiene otro salvador que Cristo, otro redentor que Cristo y otro Señor que Cristo, si Cristo no resucitó, él no está vivo; y nuestra vida cristiana está muerta. Nosotros no tendríamos nada para justificar nuestra fe, nuestro estudio de la Biblia, nuestra predicación y testimonio, nuestro servicio para Él o nuestra adoración a Él y nada para justificar nuestra esperanza en esta vida o en la próxima. Nos mereceríamos nada más que la compasión reservada para los tontos.

Sin embargo, Dios "levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación." (Romanos 4:24-25). Porque Cristo vive, nosotros también viviremos (Juan 14:19). "El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste, Dios ha exaltado con Su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados."(Hechos 5:30-31).

NO somos dignos de lástima, porque Pablo termina inmediatamente la aterradora sección "y si", diciendo: "Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho."(1 Corintios 15:20). Como dijo Pablo al final de su vida: "Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día." (2 Timoteo 1:12).

Los que no esperan únicamente en Cristo para la salvación son los verdaderos tontos; ellos son los que necesitan escuchar su testimonio piadoso sobre el triunfo de la resurrección de Cristo. Así que no se olvide de la resurrección; regocíjese en ella y gloríese en ella, porque Él ha resucitado.

John MacArthur
Gracia a Vosotros 



mañana de edificación

 

conversaciones en armonia 16 horas entre hermanos y pastores

 

 

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